lunes, 5 de junio de 2006

Lunes

Me encantan las semanas que empiezan con un lunes horrendo. Extraño, ¿verdad? Es que últimamente coincide que cuando empiezo con un lunes nefasto, acabo teniendo una semana estupenda. Hoy ha sido horrible con lo que, si se cumple, el fin de semana será genial.

Primero, me desperté sobresaltada con la sensación de que me había dormido y llegaba tarde a trabajar. Me levante escopetada de la cama y corrí a prepararme mientras soltaba reniegos. Cuando ya estaba preparada para salir por la puerta, me dió por mirar el reloj, cosa que no habia hecho hasta ese momento (porque como todo el mundo sabe, una averigua la hora por inspiración divina...). No sólo no me había dormido, sino que me había levantado una hora antes de mi hora. ¡Genial!

Como ya estaba preparada y no era plan de volverse a la cama, me fui a desayunar al bar. ¡Error!.
Primero, un cliente plasta que me lo encuentro en todos los lados y que no entiende que tengo vida fuera de la oficina. Porque a pesar de que sólo faltaba un cartel que indicara "No molestar" (estaba ajena al resto del universo, escuchando música en en el mp3 y leyendo tan feliz un libro), se me ha acercado y ha empezado a acosarme con preguntas sobre ofertas, vuelos y demás. Sólo he necesitado decirle cuatro veces que se pasara por la oficina si quería algo, para que me dejara en paz. Paz que ha durado poco tiempo...

¿Por qué, aunque el bar esté vacío, tenemos la tendencia a sentarnos cerca de la única mesa ocupada? ¿Nos sentimos solos y nos gusta el contacto humano? Es que yo era la única cliente en ese momento y ha tenido que ir a sentarse justo a mi lado una directiva de la asociación de vecinos, a la que no trago (es algo mutuo) y con la que he tenido varios enfrentamientos. "¡Ya está! Otra que quiere fastidiarme el desayuno...".
Se ha puesto a hablar de no sé que historias (estaba con la música y no la escuché) y cuando por cortesía me quité los auriculares, resulta que lo que estaba haciendo era poniéndome a parir. Criticaba el libro que que estaba leyendo, que según ella, era otra "soflama fascista de las que tanto te gustan" (el libro en cuestión es "Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie" de Juan Eslava Galán).
¡Shit on yourself, little parrot! pensé para mí mientras estoy segura que se me quedaba la cara igual que a los muñecos manga, con los ojos fuera de las órbitas. Da igual lo que lea o haga, porque esta mujer me ha colgado el sambenito de facha y así hasta que me muera. Concepto el de fascista que tiene un tanto confundido, porque todo empezó al tener yo la osadía de cuestionarla en público y expresar mi opinión... ¿Discutir o no discutir? Bah.. pasando, que el libroera más interesante y se me enfriaba el café.

¿Alguien más que quiera tocarme las narices ya desde por la mañana? me pregunté mientras iba hacia el trabajo. Y para que preguntarás, Silvia, si sabes la respuesta...

Al abrir la puerta de la oficina para entrar, me tocó correr para desactivar la alarma (golpe con la esquina de la mesa en una pierna) y llegar a coger el teléfono que sonaba insistentemente. Con las prisas por cogerlo antes de que colgaran, no ví el identificador de llamadas y no pude prepararme adecuadamente. ¡Él!. Mientras escuchaba su verborrea incesante, levanté la vista y miré el reloj que tengo colgado de la pared. Faltaban quince minutos para que entrara oficialmente a trabajar y ya quería echar el cierre e irme a casita.

El resto de la mañana transcurrió sin mayores contratiempos y cuando estaba a punto de irme a casa a echarme la siesta (iba a pasar de comer), ¡ZAS! viene un amigo y con rostro serio dice "Tenemos que hablar".
¡JA! Me conozco esos 'tenemos que hablar'... Realmente significan "yo voy a hablar, mientras tú te comes la fílipica porque has hecho algo".
Y la verdad es que sí, hice algo. Algo de lo que no me arrepiento en absoluto (sólo me arrepiento de no haberlo hecho antes) y que volvería a hacer. Él venga a insistir en que me disculpara (incluso recurriendo al chantaje emocional) y yo sin 'apearme de la burra', hasta que se ha ido cabreado...y encima me tocó pagar en el bar.

Tras el aperitivo tan 'agradable' me fui a casa. Me lié a hacer unas cosas que tenía pendientes y al final, se me echó el tiempo encima y ni comer ni dormir siesta ni 'ná de ná'. Así que, vuelta al curre a 'disfrutar' de una deliciosa tarde de lunes. ¡VIVA! Más clientes, más jaleo, más papeleo...y un par de horas extras regalo de la rubia, que hoy se sentía generosa.

Pero he sobrevivido a este lunes (que no será el primero ni el último así) y sé que no fallaré en mis predicciones y voy a tener una semana genial.
Y para confirmarlo, recibí hace rato un SMS de un amigo, a quien no veo desde hace mucho, diciendo que viene a Madrid el fin de semana y que tenemos una cena pendiente.

5 comentarios:

Turulato dijo...

¡Sorprendente! Y digo yo que "él", en lugar de llevarte a comer a una sucursal de VIP's podría haberte invitado en "Zalacaín".
Algo me dice que te hubiese gustado.., aunque quizá no bebieses "Lambrusco" ní ese destilado dulzón...

Silvia dijo...

'Dia', sí, es mejor concentrarlo en un día. Se sobrevive y ya está, a otra cosa (además, acabo siempre riéndome al final de la jornada).
Y sí, ahora que lo pienso, es una frase odiosa.
Lo de las horas...si es que yo con tal de regalarme cosas, no sé que hacer. Caprichosilla que es una...:-P

Turulato, es que 'él' es así. Ni estilo, ni conversación agradable, 'ni chicha ni limoná'.
Y ya me puede llevar a Zalacaín, que me seguirá pareciendo una penitencia el quedar con él (eso sí, bastante más agradable, todo hay que decirlo).
Con 'chicha', me podría llevar a comer un bocata de calamares a la Plaza Mayor, que me parecería el mejor de los manjares y lo que importaría sería la compañía.
Y en Zalacaín, claro que habría pasado de Lambrusco y ligerezas similares...Yo lo que me aconsejara Don Custodio López Zamarra, que además, tengo enchufe con él (es íntimo amigo de mi primo)

Besitos

Silvia dijo...

Por cierto, Turulato, ¿qué es lo sorprendente?

Anónimo dijo...

Bueeeeeeeeeenas
¿Él es quién creo que es? ¡Qué me muero de la risa!. Y te doy, al mismo tiempo mi más sincero pésame, pues no sabes la que te ha caído encima...
¿Y ese amigo del fin de semana? Ahora entiendo porque no has querido quedar a tomar algo esta tarde... Si es que me voy y te me despendolas.
Besos

Silvia dijo...

Ya vino el hijo pródigo y tocando un poco las narices :-P
De ese amigo te he hablado en alguna ocasión y si sólo tengo unas horas para estar con él, después de mucho tiempo sin verle, entenderás que prefiera pasarlas en su compañía.
Besitos